Aprender español es realmente divertido y no siempre tiene que ser un sinónimo de pasar horas sentado, hincando los codos, rodeado de libros de gramática y de diccionarios. La mejor manera de aprender español es el ensayo y el error y, también, descubriendo la cultura. Así que pocos lugares hay mejores en Valencia para aprender el español que sus muchos mercados.
Los mercados son un lugar ideal para aprender español o cualquier otro idioma. Es un lugar en el que se compra, se vende, se tienen que usar los números y también las palabras. Esas fórmulas de cortesía, esos saludos, esas despedidas. El por favor y el gracias y todas esas preguntas que hemos aprendido como “¿Cuánto es?”. No hay mejor lugar para practicarlas que en uno de los múltiples y hermosos mercados con los que cuenta la ciudad de Valencia.
Así, una de las primeras opciones para aprender español en un mercado, podría ser el Mercado Central. En él se vende prácticamente de todo lo relativo a la alimentación. Así, será posible aprender y practicar el vocabulario del mundo marino y de los peces y mariscos yendo a una de sus muchas pescaderías. O, ¿Por qué no?, mejorar el conocimiento de la carne y de sus diferentes tipos.
Además, se puede aprender español a todos los niveles, pues seguramente sepamos decir “carne”, “pollo” o “huevos”; pero ¿Acaso sabemos decir los diferentes cortes de carne de vacuno o de porcino? La mayor parte de los españoles no lo sabe, y el Mercado Central es un lugar excepcional para aprenderlo de la mano de carniceros experimentados. También allí podemos aprender vocabulario en español sobre frutas y hortalizas y, si le preguntamos a alguna persona mayor, quizás hasta nos llevemos una buena receta o algún consejo para preparar mejor la comida.
Ambos tipos de mercados se complementan de cara a aprender español
Otro mercado ideal en el que poder practicar y aprender español mejor es, algo más lejos, el Mercado de la Russafa o el de Mossèn Sorell. Estos dos mercados están, al igual que el central, centrados en la alimentación y cuentan ambos con una amplia historia detrás. En ellos, podremos practicar español comprando en carnicerías, pescaderías, fruterías e, incluso, tiendas de delicatessen.
Si en los mercados que hemos visto hasta ahora aprender español consistía en practicar todo el vocabulario relativo a la alimentación en sus diferentes formas, en el Mercado de Colón de lo que se tratará es de utilizar todas esas expresiones que hemos aprendido como pedir la cuenta, preguntar qué hay de menú o leer los diferentes platos y bebidas que hay en la carta. El vocabulario es diferente y el uso que se hace de él es distinto. Tendremos que utilizar expresiones sobre el grado de cocción de los alimentos como “muy hecho” o “al punto” y, también, podemos aprender otro tipo de vocabulario: el referente a las flores y a los productos de artesanía.
Por último, si realmente queremos aprender español a un nivel realmente alto, podemos aprovechar el fin de semana de julio en el que se celebra el mercado medieval y así mejorar nuestro vocabulario con productos y objetos que sólo existían en aquella época. ¿Quién sabe? Quizás hasta aprendamos castellano antiguo.